Vik, Skogafoss, Hvollsvolur, Hella. 18 de agosto de 2009
Nos levantamos con lluvia y un viento muy fuerte. Recogimos la tienda lo más rápido posible y nos fuimos sin desayunar. Volvimos a la playa a ver los trolls de piedra desde otro lado, pero uno de ellos quedaba oculto. La playa es de arena negra volcánica y está rodeada de piedras basálticas de forma hexagonal.
Vik es la ciudad ubicada más
al sur de Islandia y la más lluviosa, hecho que pudimos comprobar durante todo
el tiempo que estuvimos allí. La lluvia nos obligó a dejar la playa y
desplayarnos en el coche hasta Dyrholaey, un cabo rocoso de 120 metros de
longitud que constituye la punta de tierra más meridional del país. La erosión
del mar ha creado un arco de piedra que era el objetivo de nuestra visita.
Llovía demasiado y había un fuerte viento que apenas nos dejó hacer la foto.
Fuimos hasta el faro y Miguel salió bajo la lluvia para tomar la foto desde
otra perspectiva.
Seguimos bajo la lluvia hasta
Skogafoss, una catarata de 60 metros de altura que se precipita sobre un verde
acantilado. Subimos por una escalera en el lateral derecho del salto que nos
lleva hacia la cima y al nacimiento de la cascada.Continuamos la ruta hacia Hella donde pasaríamos la noche. Paramos en Hvolsvollur para comprar sopa y salchichas. Acampamos en el camping Arhus, en Hella y fuimos hasta el punto de información para reservar el bus 4x4 hacia Landmannalaugar para el siguiente día. Aprovechamos que había internet y reservamos habitación para cinco días en Reykjavik. Nos parecían muchos días en esa ciudad pero nos salía más caro adelantar el vuelo de regreso. Fuimos a comer al restaurante del camping y estuvimos dos horas esperando a que parara de llover para poder montar la tienda. Intentamos comprar un juego de cartas para jugar mientras esperábamos pero en la tienda del camping no había. Como nos sobraba el tiempo, cogimos el coche de vuelta hacia el supermercado de Hvolsvollur a 13 km de allí. Volvimos al camping y jugamos dentro del coche hasta que paró de llover solo diez minutos y nos dio tiempo a montar la tienda. La lluvia nos ha obligado a tener un día relajado, y como no paró en toda la noche, cenamos y nos fuimos a dormir temprano.
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