Njardvik, Reykjavik. 22 de agosto de 2009

Muy temprano fuimos hasta Njardvik para entregar el coche. Dimos unas cuantas vueltas buscando la oficina de renta, y finalmente logramos devolverlo sin problemas. Cogimos un taxi hasta el aeropuerto de Keflavik y desde allí el FlyBus hacia Reykjavik. Nos bajamos en la parada del camping Laugardalur, acampamos y salimos caminando hacia el paseo marítimo para ver la casa Höfdi, sede diplomática que acogió en 1986 las infructuosas conversaciones de paz entre Reagan y Gorbachov.

Siguiendo el paseo encontramos el barco vikingo. Una escultura llamada Barca del sol, que representa el perfil estilizado de un Drakar escandinavo. Llegamos al centro de la ciudad, que estaba muy animado porque se celebraba la maratón. Estuvimos animando a los últimos corredores que llegaban a la meta después de cuatro horas.

Gracias a la festividad había jornada de puertas abiertas y pudimos visitar el Stjórnarradshusid, el edificio sede del gobierno donde se reúnen los gabinetes del Presidente de Islandia y el Primer Ministro. Fue construido en el siglo XVIII como prisión y años después un comisionado danés la convirtió en su residencia. Visitamos las salas de reuniones y el despacho de la Primera Ministra, que nos pareció muy sencillo.

Al salir llovía bastante y decidimos comer unos bocadillos en el Subway y tomar un café y helado en el restaurante Balthazar de la Plaza Central. Las calles estaban muy animadas por las fiestas, había grupos tocando en los balcones de las casas y actuaciones de teatro para niños en escenarios improvisados. Estuvimos paseando hasta llegar al museo de Einar Jonsson, un escultor que diseñó el edificio en 1923 para que acogiera su obra, que también está presente en el jardín de la casa. La entrada era gratuita y las esculturas estaban basadas en temas místicos.

Bajamos hacia el lago Tjormin donde estuvimos relajados mirando los pájaros y volvimos al camping temprano para cenar una sopa caliente, pues Migue estaba resfriado. Nuestra última noche de acampada volvió a ser fría y con viento.