Höfn, Jökulsárlón, Skatafell, Vik...17 de agosto de 2009

Hemos desayunado huevos fritos y salchichas, aprovechando la comodidad de la cocina-comedor del camping. Recogimos la tienda y fuimos a recorrer la ciudad. Höfn, que significa puerto, está ubicada en una península que se adentra en la laguna marina de Hornafjordur, y desde su bahía se pueden ver las lenguas glaciares del Vatnajökull. Pusimos gasolina y salimos rumbo al lago Jökulsárlón. Este lago glaciar es el mayor de Islandia y apareció por primera vez entre 1934 y1935. En 1975 pasó de 7,9 km² a los actuales 18 km², debido a la acelerada fusión de los glaciares islandeses. Reservamos la próxima salida en anfibio por 16 euros. Mientras esperábamos dimos un paseo por la orilla del lago haciendo fotos del paisaje y encontramos una foca nadando muy cerca nuestro. Subimos al anfibio que recorre el lago en veinte minutos sorteando los grandes icebergs. Nos explican que el color negro del hielo depende del tiempo que está expuesto a la contaminación y que los más azules se han girado sobre sí mismos y dejan ver la parte que ha estado bajo el agua. Nos acercamos a uno de los icebergs que se calcula se han formado entre 1000 y 1200 años y el guía nos pica un trozo de hielo para comérnoslo.  

Siguiendo la ring road, llegamos a Skatafell para visitar el glaciar. Desde allí salen excursiones de dos horas para caminar por el hielo, pero decidimos hacer senderismo y llegar hasta la lengua del glaciar Skatafellsjokull para poder experimentar el hielo bajo nuestros pies. Comimos y seguimos andando hacia las cascadas Hundafoss y Magnosarfoss que aparecen en medio de la vegetación de la montaña. En menos de una hora llegamos hasta la cascada Svartifoss, llamada también la cascada negra por los tonos oscuros de las columnas basálticas de origen volcánico. Llenamos la botella con el agua de la cascada y volvimos hacia el aparcamiento para continuar viaje hacia Vik. Atravesamos el Skeidararsandur, un gran desierto de arena volcánica muy inestable, que impidió hasta 1974 construir una carretera que diera acceso a Hofn por el sur.

Durante todo el camino tuvimos una lluvia torrencial que no nos dejó hacer una parada en Kirkjubaekarklaustur, un pequeño pueblo famoso por la cascada Systrafoss.

Llegamos al camping de Vik, que nos pareció caro para lo que estábamos acostumbrados. El dueño casi nos tuvo que convencer de que nos quedásemos pues a mí no me convencía el hecho de que el agua caliente dependiera de un calentador eléctrico. Finalmente acampamos y nos fuimos hacia la playa para ver los Reynisdrangsir: trolls de piedra. Nos conformamos con verlos desde la orilla de la playa pues no se puede acceder a ellos.  Volvimos al camping, nos duchamos sin problemas y mientras preparábamos la comida comenzó a llover. Tuvimos que meter la cocina dentro de la tienda y con la prisa se nos derramó toda la pasta y tuvimos que volver a empezar. No  paró de llover en toda la noche y nos fuimos a dormir temprano.