Reykjavik. 23 al 27 de agosto de 2009


23 de agosto de 2009
Nos despertamos tarde, preparamos el desayuno y recogimos la tienda. Nos fuimos andando hasta el Guesthouse Pavi donde pasaríamos los últimos cinco días. La habitación estaba preparada y nos pareció perfecta, con cocina, televisión y baño incluido. Descansamos un rato viendo la tele, nos duchamos y salimos caminando por la calle comercial Laugavegur hasta el centro. Comimos unos bocadillos en el Subway y cerca de allí entramos al mercadillo Kolapornd.
Caminamos rumbo al puerto y visitamos el museo Marítimo Vikin, que muestra con fotos y maquetas la vida de pescadores y navegantes islandeses. De vuelta caminamos por el paseo marítimo y llegamos a las tiendas del centro donde Migue compró dos pipas danesas, y yo algunos souvenirs. Entramos en el supermercado y cogimos comida para cocinar en el hotel. Nos hicimos una sopa de tomate y unos cordon bleu y nos quedamos en la cama viendo la tele.








 24 de agosto de 2009
Reykjavik es una ciudad pequeña que se puede visitar en dos o tres días. Nosotros ya le habíamos dedicado más de cuatro días y solo nos faltaba visitar los museos, pero como era lunes, todos estaban cerrados, así que después de desayunar nos quedamos en la cama viendo la tele y descansando. Al mediodía preparamos algo de comer y salimos a dar un paseo por la calle comercial. Compramos algunos regalos en las tiendas de souvenir y en el Bonus unos huevos y judías para cocinar por la noche. Paseamos por las plazas del centro y volvimos al hotel pasadas las ocho de la tarde.

25 de agosto de 2009
Amaneció lloviendo y nos quedamos viendo la tele.Más tarde salimos a visitar la Casa de la Cultura donde vimos una exposición de unos 1800 manuscritos islandeses organizados por temas. Islandia permaneció bajo el control de Dinamarca hasta 1904 por lo que los fondos manuscritos de las sagas islandesas quedaron en el museo Danés y después de una larga negociación se consiguieron repartir los documentos entre ambos países. Estos manuscritos tienen un valor incalculable, no solo por su antigüedad sino porque cuentan la historia del pueblo islandés y sus vecinos nórdicos.

Subimos a la colina de Arnarholl donde hay una escultura de Ingólfur Arnarson, el colono que comenzó el asentamiento original en la isla en el año 874 y que bautizó a la bahía como Reykjavik que significa bahía humeante, a causa de las fumarolas de vapor que surgían ante la costa por la actividad geotermal. La estatua fue esculpida por Einar Jonsson y desde el emplazamiento se tienen buenas vistas del puerto.
Fuimos a comer fish and fried en el restaurante Kebahusid, cerca de la plaza central y después visitamos la Catedral de Cristo Rey de Reikiavik o Basílica de Cristo Rey que es la catedral católica de toda Islandia consagrada en el año 1929. Es de estilo neogótico aunque su característica principal es la forma cúbica de la torre, que no termina en la clásica aguja gótica.
Volvimos al hotel dando un paseo por el lago Tjornin.

26 de agosto de 2009
Desayunamos y salimos muy temprano para visitar museos porque los miércoles son gratis. Cerca del hotel estaba el Museo Municipal de Arte de Reykjavik. La visita fue corta pues tienen pocas salas en las que exponían dos artistas islandeses que viven en Nueva York y una colección dedicada al jazz en la pintura.
Caminamos hasta el centro para visitar la Galería Nacional, ubicada en una antigua iglesia junto al lago Tjornin. Reúne una colección de diversas manifestaciones artísticas del país y de sus artistas más reputados, pero nos pareció corta ya que la recorrimos en media hora.
Descansamos un rato junto al lago mirando los pájaros y continuamos andando hasta el Museo Nacional. La amplia colección del museo muestra un gran número de reliquias y objetos llevados a la isla por los primeros colonizadores, así como aperos de labranza, barcas de pesca y objetos de uso religioso que en conjunto ofrecen una perspectiva del desarrollo islandés desde sus orígenes hasta el presente. Estuvimos dos horas recorriéndolo y terminamos la visita tomando un café en la cafetería.
Como ya era muy tarde para visitar otro museo, volvimos al hotel caminando bajo la lluvia. Entramos en una pequeña tienda de comida tailandesa y compramos condimentos picantes, sopa y platanitos fritos. Cenamos en la habitación y nos relajamos viendo un poco la televisión.

27 de agosto de 2009
Nos levantamos muy tarde y desayunamos. Fuimos hasta el hotel Lind para reservar el Flybus que nos llevaría al aeropuerto la próxima madrugada y caminamos por la calle Hverfissgata hasta el centro pasando por el Teatro Nacional. Queríamos comprar bacalao islandés y buscamos una tienda de productos del mar, pero terminamos comprando souvenirs.
Entramos en la oficina de información turística para que nos hicieran la devolución de los impuestos y seguimos dando una vuelta por el centro. Entramos en la Domkirkjan, una iglesia muy simple arquitectónicamente porque ha sufrido varias reformas y que se construyó para asumir el rango de diócesis luterana tras la abolición de los obispados islandeses en 1796.

Caminamos por el puerto buscando un restaurante que sirviera ballenas y terminamos comiendo en el Laekjarbreka, en la calle Banastraeti. Es uno de los restaurantes más caros de la ciudad y ocupa una antigua vivienda de madera. Miguel pidió cordero y yo pedí el menú islandés que traía frailecillo y ballena. El frailecillo al ser ave, me gustó, pero la ballena estaba hecha al punto y terminó comiéndosela Miguel. Cuando nos trajeron la cuenta solo nos habían puesto dos cafés, y Miguel le comentó a la camarera que se había equivocado. En principio se disgustó pero le explicamos que no nos habían cobrado la comida y nos lo agradeció no cobrándonos los cafés.
Caminamos un poco para bajar la comida, y nos sentamos en una zona verde donde se encuentra el Mentaskolinn, una escuela de 1846 que sirvió como centro de reunión del parlamento. Nos sentamos en el jardín dedicado a las madres, donde Migue aprovechó para fumar una pipa y terminamos la tarde en el lago.

De vuelta al hotel pasamos por una librería donde Migue había visto un libro para hacer cajas de madera y yo compré unas miniaturas de souvenir.
Llegamos al hotel, jugamos a las cartas, vimos la tele, recogimos las maletas y nos fuimos a dormir temprano. A las 3:45 de la madrugada nos levantamos para ir al aeropuerto. Nuestro vuelo salió puntualmente a las 7:00 rumbo a Barcelona, terminando así nuestro viaje por tierras vikingas.

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