Blönduós, Varmhalid, Hólar, Olafsfjördur, Akureyri, Godafoss, Húsavík... 13 de agosto de 2009

Nos levantamos, desayunamos y pasamos a ver la moderna iglesia del pueblo por fuera, pues era demasiado temprano y estaba cerrada al igual que el museo textil, así que compramos comida en el Sankaup, un supermercado un poco más caro que el BONUS, pero precios como en BCN, y seguimos hasta Varmahlid.
Por el camino paramos en la iglesia Vidim Rarkirkja construida en 1834, una de las seis iglesias de madera recubiertas de turba que quedan en Islandia. El interior esta dividido según la jerarquía de los fieles, los ricos se sentaban cerca del altar y las embarazadas fuera del matrimonio en un sitio más bajo. La entrada nos costó 800 kr.





Al fondo de la iglesia un pequeño cementerio, en sus alrededores pastaban tranquilamente los caballos islandeses y uno de ellos nos ofreció su mejor sonrisa para la foto.

Seguimos por la carretera hasta Glaumbaer, un museo abierto en 1948 para mostrar como se vivía en una antigua granja del siglo X construida en turba y ejemplo de vivienda típica islandesa. La entrada nos costó 600 kr por persona. Se puede visitar también la Casa Ashús habitada hasta 1977, que muestra en la segunda planta, la cocina, comedor y habitaciones típicas de la Islandia rural del siglo XX y en la primera planta se encuentra la cafetería.

Pero la visita más interesante es la de la granja de turba.
Las paredes están hechas de piezas de cesped colocadas de varias formas, debido a la falta de piedra en la zona y la madera usada para la construcción era la que llegaba al país mediante las corrientes marinas. Formada por la casa principal y cuatro estancias anexas que servían de talleres, herrería o almacenes. La cocina es la estancia  más antigua, de mediados del siglo XVIII donde hacían los embutidos, ahumaban las carnes y pescados y lavaban la ropa. Hay varios cuartos de huéspedes donde se exponen utensilios de la época y una gran sala común donde vivían y trabajaban la mayor parte del tiempo, sobretodo en invierno.
Al lado de la casa principal se encuentra la iglesia y otra vez encontramos la escultura de la barca con la mujer y el niño que habíamos visto en la península de Snaefells, pues se cuenta que la primera iglesia de Glambaer fue mandada a construir por Snorri Porfinnsson, el primer niño europeo nacido en América.
 
Seguimos nuestra ruta por la península de Tröllskagi para visitar Hölar, una aldea del interior donde estuvo ubicada la sede episcopal del norte de Islandia entre 1106 y 1798. Visitamos la catedral más vieja de Islandia construida en piedra arenisca roja en 1763 sobre la anterior catedral de madera del primer obispo Jón Ögmunarson. La catedral funciona como museo y la entrada es gratuita. Conservan la pila baustimal de piedra, un retablo del siglo XV y la biblia de Gudbrandur, la primera biblia islandesa impresa en Holar en 1584, por el obispo Gudbrandur Porláksson quien hizo parte de la traducción al islandés y grabó las letras capitales.

Al lado de la catedral se encuentra la torre de 27 metros de altura construida en 1950 para conmemorar los 400 años de la muerte del obispo Jón Arason, el último obispo católico del país, que fue ejecutado al negarse a aceptar el luteranismo impuesto por Dinamarca. Dentro de la torre del campanario se encuentra la tumba de Jón.
Cerca de la catedral se encuentra Nyibaer, una granja de madera y techos de turba construida en 1860 por Benedikt Vigfusson, que en 1824 había comprado el lugar. La construcción es típica del siglo XIX y casi exacta a Glaumbaer, pero las habitaciones están vacías.

Seguimos bordeando el fiordo y llegamos a los 2000 km al pasar por Hofsós. Por el camino continuaban apareciendo caballos y montañas nevadas hasta llegar a Ólafsfjördur, una ciudad ubicada junto a una bahía y resguardada por montañas de hasta 1200 metros de altura. Recorrimos el pueblo en coche y paramos en la iglesia, pero estaba cerrada y decidimos visitar el Museo de Historia Natural.
La entrada nos costó 500 kr. El museo es pequeño y muestra una colección de aves marinas disecadas y un centenar de huevos. Si se tiene poco tiempo se puede prescindir de la visita y continuar la ruta. Como era hora de comida decidimos buscar un sitio para comer algo típico, y lo más típico de Islandia es la comida rápida, jajaja. Así que elegimos un restaurant llamado Höllin que al parecer hacía pizzas. En este pueblo creo que sólo estábamos nosotros, parecía que todo el mundo dormía la siesta excepto el chico del museo y la chica del restaurant. Miguel se pidió un sandwich Björg con pollo, bacon y papas fritas más coca cola y yo pollo con papas fritas y fanta, todo esto por 3000 kr, unos 16 € al cambio.
Con la barriga llena y el corazón contento continuamos viaje hacia Dalvik, pasando un túnel de más de 3 km que atraviesa el fiordo y por el que  sólo cabe un coche. Hay varios descansos en el túnel para dejar pasar al coche que viene en sentido contrario y aunque parezca raro la cosa funciona y no vimos ningún incidente. Al llegar a Dalvik seguimos de largo pues en la guía sólo se hablaba de un museo folklórico como tantos que habíamos visitado y de rutas de senderismo que no nos interesaban.
Continuamos disfrutando del paisaje hasta llegar a Akureyri, la principal ciudad del norte de Islandia. Aparcamos el coche y caminamos hasta la calle principal Hafnarstraeti, donde están ubicadas las tiendas de souvenirs, librerías, cafeterías y por donde se mueven todos los turistas.
Después de mucho mirar decidimos no comprar nada y visitar la catedral. Una escalinata de 112 peldaños permite llegar hasta ella. Es una iglesia moderna construida en 1940 por el mismo arquitecto que construyó la de Reikjavik, Gudjón Samúelsson. En las paredes laterales hay vidrieras con imágenes de los obispos que vivieron en Hölar y en el centro una vidriera perteneciente a la iglesia inglesa de Coventry que fue bombardeada por los alemanes en la segunda guerra mundial.
Cerca de la iglesia está la casa museo de Matthías Jochumsson, el autor del himno de Islandia, pero no pudimos visitarla porque estaba cerrada. Buscamos en la guía qué otra cosa podíamos hacer y como ya eran más de las 5 de la tarde todos los museos estaban cerrados, así que decidimos volver a la carretera y llegar a Husavik a dormir.
Camino de Húsavík encontramos una de las cascadas más impresionantes de Islandia, Godafoss que siginifica Cascada de los dioses y es llamada así porque en este lugar una portavoz de la ley del Alping arrojó los ídolos de los dioses nórdicos ratificando la adopción del cristianismo en el país. Como siempre nos pasaba en las cascadas comenzó a llover, pero ya estábamos acostumbrados al clima islandés, era sólo cuestión de esperar 5 minutos y saldría el sol... y así fue, con arcoiris incluido. Estuvimos un buen rato allí haciendo fotos y disfrutando del paisaje.
Continuamos la ruta hacia Húsavík y llegamos al camping cerca de las 10 de la noche. Preparamos una sopa para cenar pues la noche era muuuy fria y húmeda. El camping estaba bastante lleno y tuve que esperar cerca de las 12 de la noche para ducharme, así que, mientras Miguel dormía en la tienda yo caminé hacía donde se ocultaba el sol, para disfrutar de la noche blanca y hacer algunas fotos, pues la guía decía que esta ciudad era la mejor para ver el sol de medianoche. Esta fue la última noche en la que dormimos gratis.

Comentarios

  1. con la barriga llena y el corazón contento?? que cursi no?? ;)

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